En la ancestral tradición del mezcal, la destilación es un proceso meticuloso donde la leña juega un papel fundamental como fuente de energía, marcando el ritmo y los matices del líquido resultante. La habilidad del productor de mezcal para regulas la intensidad del fuego, alternando entre suave y fuerte según lo requiera cada etapa de la destilación, es un arte transmitido de generación en generación. Este control preciso del calor no solo es crucial para garantizar la calidad del destilado, sino que también infunde al mezcal ese carácter único y distintivo que lo diferencia de otros espirituosos. La elección de la leña, su preparación y la forma en que se alimenta el fuego son aspectos críticos que el maestro mezcalero gestiona con experiencia y sabiduría adquiridas a lo largo del tiempo.
La utilización de leña como fuente de calor es una práctica arraigada en la historia y cultura del mezcal, reflejando un compromiso con los métodos tradicionales y sostenibles de producción.
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